CUANDO HACER TRAMPAS, 
ES UNA OPCIÓN

Quizá me haya surgido la idea de escribir esta entrada gracias a mi hijo de casi 4 años. Porque durante este período de cuarentena forzada (COVID-19), estamos jugando a muchos juegos de mesa con él, y cada vez que parece que le vas a ganar, suelta la palabra TRAMPA!!!, y te tira todas las fichas jeje, son cosas de niños, no saben perder y hay que tomarselo con humor, pero esto también ocurre en los adultos...

Seguro que alguna vez habéis sufrido que os hagan trampas, y por el contrario, quizá alguna vez habéis cruzado esa delgada línea, y las habéis hecho vosotros... 

Quería escribir esta entrada para reflexionar un poco sobre el tema, en el ámbito lúdico, y sacar algunas conclusiones.

Definición según Wikipedia de hacer trampas: Forma inmoral de alcanzar un objetivo. Se refiere al incumplimiento de las reglas para obtener ventaja en una situación competitiva.

Sin duda tiene connotaciones negativas, y sin duda se puede aplicar a lo que nosotros nos interesa, los juegos de mesa.

En los juegos de mesa podemos estar hablando tal vez de robar recursos del suministro, cambiar alguna carta por otra, generar más dinero porque sí, a la hora de contar la puntuación, sumarnos de más...Tretas hay miles, pero merece la pena?

Pero, qué motiva a un jugador a hacer trampas? Cómo afecta a la conciencia a medio plazo? Produce sensación de placer una victoria conseguida por medio de trampas? Lo hacemos porque somos inferiores a nuestro rival? Hay un componente de emoción/morbo en que nos puedan cazar? El hacer o no trampas, define a las personas? Realmente nos gusta jugar, si siempre o eventualmente recurrimos a hacer trampas?....

Son muchas las preguntas, y con esta entrada tampoco pretendo responderlas todas, pero si advertiros de qué clases de jugador os podéis encontrar en una partida, cómo identificarlos, y qué hacer en estos casos.

En lo que se refiere a hacer trampas, yo creo que nos podemos encontrar 3 tipos de jugadores:

• El tramposo: Este es el más obvio. Es la clase de jugador que su conciencia le permite recurrir a ellas cuando la situación se le tuerce. Suele ser gente muy competitiva, que necesita ganar, y para ellos el fin justifica los medios. Los hay compulsivos y eventuales. Pero todos ellos, creo yo, tienen algo en común, y es que no pueden amar los juegos de mesa, es imposible, porque al hacer trampas están fallándole al propio juego, no es ético. Hay unas reglas para algo, si no las seguimos, qué sentido tiene la partida, para que juegas entonces? El tramposo puede surgir también por desinterés en el propio juego al que se está echando una partida. Puede ser que se esté aburriendo, y que no le esté molando nada de nada, y quiera acelerar el final de la partida, o lo que es peor, convertirse en un tipo de jugador un poco más extremista, que sería el boicoteador, mejor no cruzaros con este tipo de jugador, que no le importa torpedear una partida, y al final fastidiar el juego. Suelen ser gente que se pica con facilidad, porque en juegos con un cierto componente de azar, si las cosas no les están saliendo bien, eso es un caldo de cultivo fabuloso para poner en práctica estas malas artes. Desde luego si lo pilláis con las manos en la masa, es motivo suficiente para invalidar una partida.

• El tramposo piadoso: Aquí creo que nos encontramos la inmensa mayoría de los mortales. Es una persona que por lo general juega de acuerdo a las reglas. No está en su hoja de ruta jugar sucio. Pero en alguna ocasión, sin querer o por desconocimiento de las reglas, hace una pequeña trampuja... Lo bueno viene ahora, cuando pasado un turno o así, se da cuenta del error, entonces ya hay consciencia del fallo... Ahora hay dos opciones, callarte cual puta, dejar que prosiga la partida sin más, y aunque hayas sacado una ligera ventaja, piensas que no pasa nada, ya que tu conciencia está tranquila, porque en el momento de hacer la trampa, no eras consciente, por tanto no ha habido intención. En incluso lo haces por el buen devenir de la partida, para que no haya que cambiar nada (de ahí lo de piadoso). O por otro lado se lo desvelas al resto de jugadores, y si se puede retrocedes el error, o lo compensas con alguna penalización en la misma medida que la ventaja obtenida ilegalmente. Este jugador no cabe duda que tiene mejor moral que el tramposo, pero en el momento en que se percata del hecho, puede arrepentirse o dejarlo pasar, aquí es donde define su moral. Hay muchos que en ese momento miran de reojo el marcador, y según su posición deciden, o evalúan si es fácil deshacerlo, y según esto deciden... Yo confieso que he estado en esta situación y es jodido decidir, porque depende de la complejidad del juego, puede ser un marrón desvelarlo, y a veces haces oídos sordos. No creo que sea un pecado jeje, pero creo que para evitarlo hay que saberse bien las reglas y estar concentrados en la partida, pero errores cometemos todos, sólo que luego siempre tienes opción de decidir qué clase de persona eres...

• El legal: Esta es la persona que me gustaría ser, está claro. Es la persona que de verdad ama los juegos de mesa, y que valora la diversión a pesar de la derrota. El seguir las reglas es algo sagrado, ya no tanto por propia ética, si no por el reto en sí que supone alzarte con la victoria habiendo estado en igualdad de condiciones al resto (aquí habría que dejar de lado el componente del azar está claro). Es una persona que por nada del mundo cruzaría esa línea. Y es más, no cree en la diversión si se cometen trampas. Desde luego no hay nada de orgulloso en haber ganado una partida con trampas, para mi no tiene sentido alguno, a no ser que quieras, por decirlo con bonitas palabras, fastidiar a tu contrario por algo, que entonces está claro que te sirve. Para disfrutar de verdad una partida a cualquier juego, todos deberíamos de ser este tipo de jugador. Y no necesariamente tiene que ser una persona que no haya roto un plato en su vida, solamente con tener una buena moral lúdica (interesante concepto) es suficiente.

Siendo sinceros casi todos creo que hemos estado en la situación del tramposo piadoso, ahora, los remordimientos posteriores...Eso es cosa de cada uno.

Una advertencia, cuidado con las partidas de iniciación para gente nueva del mundillo, porque si no les cala el juego, puede ser que se conviertan en el primer tipo de persona, y os joda literalmente la partida. Debéis elegir bien el juego y para que público va destinado. Hay que empezar con algo suave, tipo filler divertido o eurogame ligerillo, como metas más tralla estás perdido, empezará a surgir el desinterés y la partida se irá de las manos, y verás el aburrimiento reflejado en la cara de los no jugones...

Y una curiosidad como apunte final, para que os deis cuenta de que en los juegos de mesa, hoy en día está casi todo inventado ya. Hay algunos filler, en los que debemos de hacer trampas para ganar, de hecho es el propósito del juego, eso sí, sin ser descubiertos. Un ejemplo sería La Polilla Tramposa:

Bueno, creo que es un tema bastante obvio este, pero por lo menos quería dejar por escrito algunas situaciones que he sufrido y sus reflexiones posteriores. Y dejar claro que soy un hater de los tramposos.

Sabéis ya qué tipo de jugador sois?

Hasta otra!!